Crisis de pánico : síntomas, causas y estrategias para superarlas

Este artículo no pretende revelar nada radicalmente nuevo; su objetivo es refrescar la memoria sobre lo que ya sabemos. Se trata de recordar esas ansiedades y procesos internos no terminados que son hábilmente ocultados por la rutina diaria, esas cosas que a veces nos da vergüenza admitir, incluso a nosotros mismos, por no hablar de nuestro entorno. ¿Qué son los ataques de pánico y cómo enfrentarlos? Intentemos entender.

¿Qué se entiende exactamente por «ataque de pánico»?

Un ataque de pánico es una oleada repentina e inexplicable de terror y ansiedad abrumadoras. A menudo viene acompañado de un sentimiento agudo de miedo y una fuerte descarga de adrenalina, que activa el mecanismo ancestral de supervivencia responsable del salvamento de la vida. Este ataque se manifiesta por una combinación de diversos síntomas vegetativos o somáticos (corpóreos). Por ejemplo: una disfunción cardíaca repentina con un aumento del pulso que la persona «escucha» literalmente; una debilidad súbita e intensa, a veces acompañada de mareos; un aumento de la presión arterial; un ataque de migraña; sensación de temblor interno; miedo a la muerte inminente; falta de aire o dificultad para respirar, etc. Es importante destacar que todos estos síntomas son manifestaciones clínicas y físicas de los ataques de pánico, ¡y no psíquicas!

Veamos este fenómeno desde otro ángulo. Cada síntoma tiene su origen, su punto de partida. Un ataque de pánico es, por esencia, un estado psicosomático. La palabra clave aquí es «estado», y no «enfermedad»!

Causas de los ataques de pánico

En la mayoría de los casos, las causas de los ataques de pánico son un entramado complejo de factores psicológicos, fisiológicos y sociales que activan este mecanismo de defensa de nuestro organismo. Entre los desencadenantes más comunes, encontramos:

1. El estrés. Es un desencadenante que tiende a acumularse, como una bola de nieve. El estrés crónico en el trabajo, problemas familiares, dificultades financieras o la pérdida de un ser querido crean un estado de ansiedad permanente y latente. El organismo está en alerta y, en un momento dado, este sistema se desregula y se activa incluso en ausencia de una amenaza real.
2. Predisposición hereditaria. Si los padres u otros familiares han sufrido ataques de pánico, el riesgo de desarrollarlos es mayor. Esto puede estar relacionado con particularidades genéticamente transmisibles del funcionamiento del sistema nervioso.
3. Cambios hormonales. Esto es especialmente cierto para las mujeres. El ciclo menstrual, el embarazo, el período postparto o la llegada de la menopausia pueden provocar la aparición de ataques de pánico debido a fluctuaciones hormonales importantes.
4. Abuso de sustancias psicoactivas. La cafeína, el alcohol o las drogas crean una carga excesiva en el sistema nervioso, lo que finalmente conduce a una disfunción. La suspensión repentina del consumo de estimulantes habituales también puede desencadenar un ataque de ansiedad aguda.
5. Enfermedades concomitantes. Los síntomas que indican problemas tiroideos, trastornos cardiovasculares o diabetes pueden ser muy similares a los de un ataque de pánico o provocar directamente su aparición. El cuerpo reacciona a un desequilibrio físico como si fuera una amenaza directa.
6. Eventos traumáticos en el pasado. Incluso después de muchos años, una situación, un sonido o incluso un olor pueden, a nivel subconsciente, devolver a una persona a su trauma y activar la reacción de defensa del organismo.

Es sumamente importante entender que un ataque de pánico no es signo de debilidad o de trastorno mental. Se trata de una reacción natural de tu cuerpo ante un agotamiento extremo. Es una señal que indica que es hora de prestar atención especial a tu bienestar emocional y físico.

Tipos de ataques de pánico

Los ataques de pánico pueden manifestarse de diferentes maneras. Veamos los tipos más comunes:

• Spontáneos. Surgen literalmente «de la nada», sin causa aparente ni señal previa. Una persona puede estar perfectamente tranquila, realizando sus tareas diarias, por ejemplo viendo televisión, y de repente ser abrumada por una ola de adrenalina y un miedo intenso e inexplicable. Es el tipo más impredecible, que suele ser el más aterrador, porque es imposible prepararse para él.
• Los ataques situacionales. Estos ataques están claramente relacionados con desencadenantes o circunstancias específicas. Se desarrollan con mayor frecuencia en lugares concretos: en un ascensor, en un avión, en un centro comercial lleno. A veces, el desencadenante es una situación específica: tener que hablar en público, una intervención médica inminente o una reunión profesional importante. La persona comienza a vislumbrar el ataque en cuanto se encuentra en circunstancias desencadenantes familiares.
• Condicionales y situacionales. Pueden ocurrir en una situación dada, pero su aparición no es segura. Por ejemplo, puede ocurrir durante la conducción de un coche, pero no en cada trayecto.
• Nocturnos. Estos ataques de pánico ocurren durante el sueño y literalmente sacan a la persona de los brazos de Morfeo. Se despierta sudando, con el corazón latiendo con fuerza y envuelta en un temor salvaje. Estos ataques son especialmente insidiosos, pues alteran severamente el descanso y pueden generar en la persona un miedo a dormir.
• Encubiertos (larvados). En estos casos, los síntomas físicos (somáticos) son lo principal: dolor en el corazón, mareos intensos, problemas gastrointestinales, sin sensación de ansiedad o pánico pronunciados. Son muy difíciles de reconocer, pues la persona primero consulta a médicos generales (cardiólogos, gastroenterólogos) en vez de a un psicólogo o psiquiatra.

Comprender qué son los ataques de pánico facilita enormemente el camino para eliminarlos.

Síntomas de los ataques de pánico

Muchas personas se preguntan qué son los ataques de pánico, cuáles son sus síntomas y causas. Los síntomas, independientemente de su tipo, son muy similares y se manifiestan de la siguiente manera:

• aceleración del ritmo cardíaco (taquicardia), temblores internos, sudoración excesiva;
• dificultad para respirar, sensación de falta de aire, dificultad respiratoria o sensación de asfixia;
• mareos, entumecimiento de las extremidades, estado pre-síncope, debilidad;
• náuseas repentinas, malestar abdominal, trastornos gástricos;
• sensation de irrealidad (desrealización) o alienación de uno mismo (despersonalización);
• miedo intenso a volverse loco, perder el control o morir (por ejemplo, por un infarto o un accidente cerebrovascular);
• de hecho, el pánico;
• olas de calor repentinas en todo el cuerpo o, por el contrario, escalofríos.

Los síntomas pueden aparecer aisladamente, pero en la gran mayoría de los casos, se observa una combinación de varios signos.

Cómo manejar una crisis de pánico por uno mismo

Veamos varias opciones disponibles para luchar contra los ataques de pánico:

OPCIÓN N° 1. Enfrentar el miedo

Las causas de estos trastornos pueden ser muy diversas: desde situaciones estresantes puntuales hasta el malestar acumulado, esfuerzos prolongados por reprimir emociones desagradables, un divorcio, la pérdida de un ser querido, un cambio de empleo, hasta una tensión psicológica permanente.

En mi caso personal, se trataba de una represión sistemática de mi «yo» en nombre de una idea y de un proyecto comercial a los que, como entendí más tarde,Les concedía una importancia excesiva, poniendo en ellos grandes expectativas para el futuro. Y, como consecuencia lógica de esta carrera sin fin y de estas noches sin dormir, mi cuerpo se activó en un proceso de estrés prolongado: taquicardia durante el día, bradicardia durante la noche, mi corazón latía tan fuerte que lo sentía no en mi pecho, sino en mis oídos; aumento de la presión arterial con mareos y todos los demás síndromes... Como toda persona sensata en mi lugar, primero consulté a un terapeuta, luego a un cardiólogo. ¿Y qué fue mi sorpresa cuando, después de toda una serie de exámenes y diagnósticos, el médico dio su veredicto: «Mi pequeña, estás en perfecta salud»! Ahora entiendes qué son realmente los ataques de pánico, y por eso no tienes ninguna razón para temer por tu salud mental y psíquica! Nuestra naturaleza es más sabia que nosotros, y mi cuerpo simplemente «me gritaba» que era hora de cambiar radicalmente mi estilo de vida, mi actitud hacia mí mismo y hacia quienes me rodean, o de lo contrario…

OPCIÓN N° 2. Cambio con reinicio

La psicología operativa es un enfoque según el cual, en cada caso individual, todos los métodos y medios son válidos si finalmente dan un resultado positivo. Puede tratarse de la práctica regular de un deporte, largas caminatas a pie, meditación, visualización, etc. Incluso puede ser una terapia en forma de medicamentos, como antidepresivos y tranquilizantes, y no hay nada de reprobable o vergonzoso en ello. Después de todo, si tienes dolor de muelas, vas al dentista, no intentas aliviar el dolor con ejercicios de respiración. Si tienes dolor en el oído, consultes a un otorrinolaringólogo para que te trate, ¡no le suplicas que deje de hacerte daño!

Todas las técnicas para combatir los ataques son válidas! Nuestro cuerpo no es de hierro, y si necesita ayuda urgente, no debemos poner a prueba su resistencia. En general, cuando los ataques disminuyen, la persona simplemente deja de tomar sus medicamentos, sin ningún efecto de habituación.

Mi próxima recomendación quizás te haga sonreír, pero intenta preguntarle a tu cuerpo qué método de cuidado le conviene más. Escucha muy atentamente a tu cuerpo y a tus sensaciones, seguramente te dará alguna pista. Hablas a tu hámster, a tu perro o incluso a ti mismo, ¿verdad? De la misma manera, tu cuerpo anhela ser finalmente notado, amado, escuchado, que presten atención a sus señales, demandas y necesidades.

OPCIÓN N° 3. Búsqueda de la fuente

El método psicológico básico para superar los ataques de pánico es el diagnóstico, es decir, la búsqueda de la fuente, de la causa principal que provoca esa reacción del cuerpo. Te propongo que te hagas algunas preguntas, pero tus respuestas deben ser extremadamente sinceras:

1. ¿Qué me recuerdan mis ataques de pánico?
2. ¿Cómo son mis ataques de pánico?
3. ¿Qué cosas buenas (sí, buenas!) han aportado los ataques de pánico a mi vida?
4. ¿Qué ventaja obtengo de mis ataques de pánico?

Estoy más que convencida que las dos últimas preguntas te dejaron al menos pensativo, o incluso indignado: «¿De qué sirve, por el amor de Dios, si tiemblo como una hoja y mi corazón está a punto de salirse del pecho? No puedo conducir por miedo, tengo miedo de desmayarme en la carretera... ¡Esto es una locura! ¡Otra charla vacía!»

En realidad, la lógica habitual no tiene nada que ver aquí... Y si tú llamas a esto delirio, ¿entonces en qué consiste ese delirio y respecto a qué? Respecto a tu forma de pensar, que ya tiene respuestas correctas, razonables y lógicas para todas las preguntas? Dilo más simple: el síndrome de los ataques de pánico es muy característico de personas con un alto nivel de control —sobre sí mismas, sobre su entorno, sobre la situación—; de personas capaces de pensar largo y penosamente en sus actos y acciones. Pregúntate lo siguiente: ¿qué te aporta ese control total y qué lo provoca? Probablemente, el miedo: miedo por un hijo, por un ser querido, miedo a estar solo o sin nada, etc. Las causas de los ataques de pánico son infinitas: cada historia de un cliente es única y particular a su manera!

¿Cómo librarse de los ataques de pánico?

Si no logras superar tus ataques de pánico por ti mismo, la mejor opción es acudir a un psiquiatra o psicoterapeuta. Un especialista podrá elegir el tratamiento adecuado y adaptado a tu caso. Generalmente entiende:

• Terapia psicológica. Tiene como objetivo ayudar a modificar los esquemas de pensamiento negativos, la reacción a la ansiedad misma y a las situaciones que la provocan (a menudo se usa la terapia cognitivo-conductual).
• Tratamiento médico. Solo un médico puede prescribir antidepresivos, tranquilizantes u otros medicamentos para aliviar los síntomas agudos y estabilizar el estado del paciente.
• Técnicas especiales. Pueden incluir ejercicios de respiración, métodos de relajación, trabajo en bloqueos corporales bajo la supervisión de un especialista.
• Aprender técnicas de autoayuda. El médico te enseñará técnicas que te ayudarán a manejar un ataque en cuanto ocurra.

Una terapia completa bajo supervisión de un especialista casi siempre conduce a un resultado positivo y duradero.

Resumiendo brevemente

Al saber qué es un ataque de pánico y cómo se manifiesta, podemos afirmar con certeza que el sentimiento de pánico y el miedo a la muerte nos son dictados por nuestro cuerpo, y no por trastornos psíquicos o mentales!

Como sucedió en mi caso, mi ritmo cardíaco en los «oídos» no podía ser calmado no con medicamentos para el corazón, sino con sedantes comunes. Es importante que en el caso de verdaderas enfermedades cardíacas orgánicas, generalmente no sentirás su funcionamiento de manera tan intensa. Con un enfoque correcto y competente, puedes aprender a controlar estos estados y distinguirlos claramente.

El consejo más importante que puedo ofrecerte es que no te quedes solo frente a ti mismo y a tu crisis de pánico! Para la psicología humana en general, es muy útil y saludable salir de tu «yo». Si temes el juicio y la incomprensión de tu entorno y seres queridos, consulta a un especialista (psicólogo o psicoterapeuta). Muchas personas estaban al tanto de mis crisis: mis amigos cercanos y conocidos. Estoy infinitamente agradecida por el tiempo que me dedicaron, por sus hombros en los que pude llorar, por sus oídos que me escucharon, por su inmensa paciencia y, sobre todo, por la total ausencia de juicio en sus ojos!

PREGUNTAS FRECUENTES: Preguntas comunes sobre ataques de pánico

P: ¿Qué es un ataque de pánico? R: Es un ataque repentino e intenso de ansiedad, horror y miedo, acompañado de síntomas físicos desagradables como palpitaciones, falta de aire, mareos, temblores y miedo a morir.

P: ¿Un ataque de pánico es una enfermedad mental? R: No, en este artículo, este estado se describe como una reacción psicosomática y no como una enfermedad. Es una especie de señal enviada por el organismo para indicar un sobreesfuerzo físico o emocional importante, y no un signo de locura.

P: ¿Los ataques de pánico son peligrosos para la vida o la salud? R: Por sí mismos, los ataques de pánico, a pesar de su carácter desagradable y síntomas como el miedo a morir o a tener un infarto, no constituyen una amenaza directa para la vida. Sin embargo, agotan considerablemente el sistema nervioso y reducen significativamente la calidad de vida.

P: ¿Cuáles son las principales causas de los ataques de pánico? R: Las causas son variadas y generalmente una combinación de factores: estrés crónico, predisposición genética, cambios hormonales bruscos (especialmente en mujeres), abuso de estimulantes ( cafeína, alcohol) o traumas psicológicos pasados.

P: ¿Se puede superar un ataque de pánico por uno mismo? R: Sí, el artículo describe métodos de autoayuda que incluyen: tomar conciencia («enfrentar el miedo»), distraer la atención (deportes, paseos, meditación) y una profunda introspección para buscar la causa principal (buscar los «beneficios» de ese estado).

P: ¿Cuándo hay que acudir a un médico? R: Si los ataques se repiten con regularidad, perturban seriamente tu vida cotidiana (trabajo, comunicación, desplazamientos) y sientes que no puedes superarlos solo, es altamente recomendable consultar a un psicoterapeuta o psiquiatra.

P: ¿Cómo tratan los especialistas los ataques de pánico? R: El tratamiento suele ser complejo. Puede incluir psicoterapia (para modificar pensamientos y reacciones negativas), apoyo farmacológico (antidepresivos o tranquilizantes prescritos por un médico) y el aprendizaje de técnicas de relajación y autoayuda.