Vitrificación de óvulos y fecundación

La criopreservación es un método que consiste en la congelación de gametos o embriones. Para ello se utilizan sustancias que aumentan la viscosidad del medio de conservación hasta que se vuelva casi sólido. Esto evita la formación de cristales de hielo, que son muy perjudiciales para las células. La vitrificación de los óvulos o embriones se realiza a una temperatura de -196ºC; así, el tiempo y, por lo tanto, la edad de los embriones se detienen hasta el momento en que se decide implantarlos.

Aunque el óvulo permanece intacto, el uso de esta técnica implica la eliminación de las células que acompañan al óvulo (células granulosas); por lo tanto, impide que el óvulo y el espermatozoide se reconozcan de forma natural, lo que hace imposible la fecundación in vitro (FIV) clásica.

Por lo tanto, después de una vitrificación, el óvulo solo puede ser fertilizado mediante microinyección espermática (ICSI).

Por otro lado, los óvulos frescos pueden ser fertilizados por FIV, y en estos casos es la naturaleza la que decide qué espermatozoide fecundará el óvulo.

La transferencia de embriones obtenidos a partir de óvulos frescos o vitrificados no afecta la tasa de implantación ni el porcentaje de mujeres que logran tener un hijo.