El sol y el embarazo: beneficios, riesgos y reglas de seguridad

El embarazo es un período único en el que el cuerpo de la mujer trabaja el doble, para satisfacer no solo sus propias necesidades, sino también las del recién nacido. Incluso la luz solar, normalmente beneficiosa, puede tener efectos positivos o negativos durante este período. Es importante entender cuándo el sol es un aliado para la futura mamá y cuándo se convierte en una fuente de riesgo.

¿Por qué el sol es beneficioso durante el embarazo?

Bajo la influencia de los rayos ultravioleta (rayos UV tipo B - UVB), la piel sintetiza la vitamina D₃ (colecalciferol). Esta vitamina juega un papel clave en el buen desarrollo del embarazo y el desarrollo del feto. La vitamina D contribuye a la formación del sistema óseo del niño, apoya el sistema inmunológico de la madre, reduce el riesgo de diabetes gestacional y preeclampsia, y también tiene un efecto positivo en el desarrollo del sistema nervioso y del cerebro del feto. Incluso períodos cortos de exposición al sol, aproximadamente de 15 a 20 minutos al día, pueden proporcionar un nivel básico de vitamina D, pero es importante tener precaución y evitar cualquier exposición excesiva.

Cuando el sol puede ser dañino

A pesar de sus beneficios, la luz solar puede destruir los folatos (vitamina B9), que son esenciales para el buen desarrollo del feto. Los folatos protegen al niño contra anomalías del tubo neural, participan en la síntesis de ADN y en la división celular, y contribuyen a la formación normal de la placenta. Una deficiencia de folatos es particularmente peligrosa durante el primer trimestre, por lo que una exposición excesiva al sol sin protección durante este período puede presentar un riesgo serio.

Genética y tipo de piel

El organismo de una mujer reacciona de manera diferente a la luz solar según su tipo de piel y sus características hereditarias. Las mujeres con piel clara ( fototipo I-II) son más vulnerables, porque su piel está menos protegida contra los rayos UV. La mutación genética MTHFR C677T, que impide la conversión de ácido fólico en su forma activa (5-MTHF), constituye un factor de riesgo adicional. En esta combinación, la exposición al sol puede agotar las reservas de folatos de manera particularmente rápida. Según un estudio publicado en Nature Communications (2023), la combinación de bajos niveles de folatos y una alta exposición al sol al comienzo del embarazo aumenta el riesgo de malformaciones congénitas.

Otros riesgos relacionados con una exposición excesiva al sol

Una exposición excesiva al sol durante el embarazo puede causar un aumento del estrés oxidativo, lesiones en las células de la placenta y en los vasos sanguíneos, una disminución de la vitamina B2 necesaria para el metabolismo energético, así como la aparición de pigmentación (melasma) en la cara, que ocurre con mayor frecuencia en el contexto de cambios hormonales.

Protección antioxidante y alimentación

Los nutrientes con propiedades antioxidantes ayudan a reducir el impacto de los rayos ultravioleta. La vitamina C refuerza los tejidos y estimula la síntesis de colágeno, la vitamina E protege las membranas celulares, el selenio y el zinc apoyan la actividad enzimática que neutraliza los radicales libres. Los folatos en forma de 5-MTHF son particularmente importantes en casos de particularidades genéticas, mientras que la vitamina B2 ayuda a reducir el impacto oxidativo y apoya el metabolismo. La dieta de una mujer embarazada debe incluir verduras verdes, bayas, nueces, huevos y productos de cereales integrales. Si es necesario, se prescriben complementos alimenticios bajo la recomendación de un médico.

Cómo protegerse del sol de manera segura

Durante el embarazo, la piel se vuelve particularmente sensible, por lo que es indispensable usar productos solares. Es preferible elegir cremas con un índice de protección solar (SPF) de al menos 30, idealmente 50+, con filtros minerales (óxido de zinc, dióxido de titanio) que protejan contra los UVA y UVB. Se deben evitar filtros químicos como oxibenzona y octinoxato. La crema debe aplicarse de forma regular y renovarse cada dos horas, así como después del baño o de una fuerte transpiración. Las prendas ligeras y cubiertas, los sombreros de ala ancha y las gafas de sol juegan un papel importante al ofrecer una protección adicional.

Equilibrio hídrico

El calor aumenta la pérdida de líquidos, y la deshidratación en la mujer embarazada puede causar dolores de cabeza, debilidad, alteraciones en la circulación sanguínea en la placenta e incluso provocar un parto prematuro. Para evitar esto, se recomienda beber al menos 2,3 a 2,5 litros de líquido al día, monitorear el color de la orina (que debe ser clara) e incluir en su alimentación no solo agua, sino también compotas sin azúcar, infusiones de rosa mosqueta y tisanas ligeras, en acuerdo con su médico.

Recomendaciones prácticas

Es preferible exponerse al sol en períodos cortos antes de las 11 horas y después de las 16 horas, cuando los rayos son menos agresivos. Use una crema con un índice de protección solar (SPF) 50+, privilegiando los filtros minerales, y asegúrese de renovar la protección. Es importante apoyar al organismo con vitaminas y antioxidantes, así como garantizar una ingesta suficiente de líquidos y mantener una alimentación equilibrada.

El sol durante un embarazo natural y una FIV

La luz del sol tiene una influencia tanto en la concepción natural como en las mujeres que siguen un programa de FIV. En el caso de un embarazo natural, dosis moderadas de sol son beneficiosas para la síntesis de vitamina D y el fortalecimiento del sistema óseo del feto, pero atención, durante el primer trimestre, una exposición excesiva al sol aumenta el riesgo de pérdida de folatos.

Es importante que las mujeres que siguen un programa de fertilización in vitro eviten la deshidratación y la exposición excesiva al sol. Después de la transferencia de embriones, es especialmente importante tener precaución. En los programas de FIV con donación de óvulos, mantener niveles estables de vitaminas es esencial, ya que la destrucción de folatos por los rayos ultravioleta puede tener un efecto negativo en el desarrollo del embrión. En el caso de una FIV con doble donación, las mujeres están bajo vigilancia médica especial y es especialmente importante que limiten su exposición al sol, especialmente en los primeros días después de la transferencia.

Las reglas generales permanecen sin cambios: exposición breve al sol, uso de cremas solares con filtros minerales, alimentación equilibrada y suficiente hidratación.

Equilibrio entre beneficios y seguridad

El sol es una fuente natural de vitamina D, energía y calor. Pero su exceso puede destruir los folatos, aumentar el estrés oxidativo y incrementar los riesgos para el feto. La mejor estrategia consiste en exponerse al sol de manera moderada, usar regularmente productos de protección y cuidar la alimentación y la hidratación. El equilibrio entre beneficios y seguridad permite a la futura mamá y a su hijo aprovechar al máximo las ventajas del sol sin poner en riesgo su salud.