Tener un hijo en el momento adecuado: un paso estratégico en la vida de una mujer de negocios moderna

Marion, 34 años, especialista en recursos humanos en una multinacional, es un modelo de mujer que ha tenido una carrera impresionante. En los últimos seis años, ha trabajado en las oficinas de la empresa en Varsovia y Viena, y ahora se está preparando para dirigir el departamento de recursos humanos en Singapur. Originaria de la ciudad francesa de Tours, es valorada por su empleador por su profesionalismo y su experiencia internacional, mientras que ella misma aprecia a la empresa por su dinamismo y los nuevos desafíos que le ofrece. Sin embargo, este ascenso profesional vertiginoso tiene un precio: los constantes cambios de residencia le impiden construir una relación duradera. «Es difícil encontrar una pareja dispuesta a cambiar de país conmigo, señala. Pero tampoco es fácil detenerse cuando mi carrera está en pleno auge.»

Marion no descarta que en algunos años tendrá ganas de frenar el ritmo y dedicar más tiempo a su vida personal, pero no planea posponer demasiado el tema de la maternidad. «Entiendo que el desarrollo personal pasa por el nacimiento de un hijo, admite. Y al mismo tiempo, comprendo que en cinco a siete años será mucho más difícil de lograr.»

Una de las soluciones para mujeres como Marion es la tecnología de maternidad diferida. La esencia de este enfoque consiste en congelar los óvulos en el momento en que su calidad es óptima, generalmente antes de los 37 años. El material biológico se conserva en una clínica de reproducción hasta que la mujer esté lista para ser madre. Si, después de varios años, aún no ha encontrado pareja, tiene la opción de recurrir a un banco de esperma para una inseminación artificial.

Una alternativa más fiable consiste en congelar embriones.

En este caso, el óvulo se fertiliza por adelantado y se conserva en nitrógeno líquido. El embrión sigue siendo viable para ser transferido al útero durante 20 años, lo que da a la mujer mejores probabilidades de llevar un embarazo a término en el futuro.

Marion ya ha consultado varias clínicas y planea tomar una decisión definitiva antes de mudarse a Singapur.

Hace diez años, decisiones así parecían revolucionarias, incluso en Estados Unidos. Hoy en día, la maternidad tardía está muy extendida y se considera una elección natural en los países desarrollados. Los sociólogos señalan que las jóvenes ya no buscan casarse inmediatamente después de terminar sus estudios universitarios. «Están enfocadas en su carrera y en su desarrollo personal, y cada vez más optan por invertir en su crecimiento profesional», explica un investigador senior del Instituto de Sociología.

¿Qué motiva a una mujer a decidir «posponer» el nacimiento de un hijo entre cinco a diez años? En la mayoría de los casos, es la competencia socio-profesional y la voluntad de tener éxito en su carrera. «Un poquito más y me convertiré en directora general», «en dos años más, la empresa entrará en los mercados internacionales», piensa la mujer ambiciosa. Ella adopta el modelo de éxito tradicionalmente masculino: ser una fuente de ingresos, líder, persona respetada y admirada. La independencia financiera le permite sentirse joven y llena de energía. Planea formar una familia más adelante, convencida de que también podrá lograrlo.»

No obstante, este enfoque racional genera debates entre los especialistas. Un representante del Ministerio de Salud y Solidaridad destaca: «Un niño no debe formar parte de un plan de negocios. La inseminación artificial se creó para ayudar a las mujeres con infertilidad, no para posponer la maternidad a un momento más oportuno.» Pero las realidades del mundo moderno moldean nuevos modelos de comportamiento, y las mujeres empresarias piensan de manera diferente.

Si consideramos la maternidad como parte de una estrategia a largo plazo, hay que tener en cuenta los riesgos. Existen los tres escenarios más comunes.

Escenario 1. El éxito llega, pero no el pareja

La mujer tiene más de 35 años, es independiente financieramente, pero no ha encontrado una pareja adecuada. Sus relaciones son breves y la idea de ser madre se vuelve cada vez más apremiante. Una opción consiste en recurrir a un donante de esperma y someterse a un procedimiento de FIV con material de un donante.

Pero esta decisión también conlleva dificultades potenciales. Imaginemos: algunos años después, ella conoce a un hombre dispuesto a formar una familia. La clínica conserva embriones congelados creados con la participación de un donante anónimo. Surgen preguntas: ¿cómo reaccionará el nuevo pareja? ¿Y ella querrá dar a luz a un hijo «planificado» si las circunstancias han cambiado?

Escenario 2. La congelación de ovocitos: una inversión de alto riesgo

La decisión de congelar sus ovocitos pospone la elección del donante, pero requiere una evaluación realista de las probabilidades. Los especialistas comparan esto con una inversión de riesgo: el potencial es alto, pero no hay garantías. «Incluso usando tecnologías de FIV comprobadas desde hace años, no todas las mujeres quedan embarazadas. Los óvulos congelados pierden parte de su calidad con el tiempo. De diez óvulos congelados, solo entre 40 y 60 % en promedio son aptos para fertilizarse después de varios años. Y es imposible predecir cuántos de ellos podrán ser fertilizados y transferidos con éxito.»

Escenario 3. Hay pareja y acuerdo... pero la vida trae cambios

La mujer está en una relación estable, su pareja comparte su deseo de centrarse en su carrera y posponer la maternidad algunos años. Incluso un acuerdo así no garantiza el éxito. Como en una asociación comercial, la ruptura puede ocurrir en cualquier momento. Hoy, es amor y confianza, mañana, separación, y el deseo de tener un hijo juntos desaparece. Las tecnologías médicas ayudan, pero el factor humano sigue siendo determinante.

Supongamos que todas las dificultades han quedado atrás y nace un hijo «planificado».

La maternidad en una edad avanzada tiene sus ventajas. «Una mujer que se convierte en madre a los 45 años aborda esta etapa con experiencia de vida, valores estables y recursos», comenta el psicólogo. Tiene una personalidad afirmada y es capaz de dar a su hijo mucho más que una madre de 20 años. »

Pero también hay un reverso de la moneda. Puede haber una diferencia de edad significativa entre la madre y el hijo, de 40 o 50 años. «A veces, toda una generación se pierde, con sus códigos culturales y sus costumbres. Aunque la mujer sea moderna y aspire a vivir a un ritmo similar al de los jóvenes, el conflicto de visiones del mundo es inevitable», destaca el psicólogo.

En 2023, investigadores de la Universidad de Yale publicaron datos que indican que el número de mujeres que decidieron tener su primer hijo después de los 40 años se duplicó en los últimos cinco años en Estados Unidos. Sin embargo, dado que las clínicas prometen tasas de éxito que no superan el 50 a 60 %, la maternidad diferida representa uno de los proyectos de vida con mayor riesgo para una mujer ambiciosa y enfocada en su carrera.

Preguntas frecuentes: Preguntas comunes sobre la maternidad diferida

❓ ¿A qué edad es recomendable congelar los óvulos? 

El período más propicio es entre los 35 y 37 años, cuando la calidad de los óvulos es óptima.

❓ ¿Qué es más fiable: congelar óvulos o embriones? 

Las estadísticas clínicas muestran que la congelación de embriones generalmente ofrece mejores posibilidades de éxito en el embarazo.

❓ ¿Puedo usar esperma de donante si no tengo pareja? 

Sí. Las clínicas de reproducción ofrecen acceso a bases de datos certificadas de donantes.

❓ ¿Cuánto tiempo pueden conservarse los óvulos y embriones en una clínica? 

Los óvulos se pueden conservar en promedio hasta 10-15 años, dependiendo de la legislación del país y la política de la clínica, y los embriones hasta 20 años o más, siempre que se cumplan las condiciones de crioconservación.